14 agosto 2006

Descubriendo Nunca Jamás


- No necesitas robar mi diario para conocerme.
- No. Supongo que bastaría con ver las obras. Era irremediablemente ingenua cuando me casé contigo. Pensaba que la gente brillante desaparece en algún lugar secreto donde las buenas ideas flotan como las hojas en otoño. Y yo... esperaba que al menos una vez me llevarías ahí contigo.
- No hay tal lugar.
- Sí lo hay. Nunca Jamás.