
- ¿Qué triste eh doctor? Hombres como nosotros de mediana edad, que han dejado que el trabajo les consuma la vida... Sólo tocamos a otras personas cuando llevamos guantes de latex... Y un día nos damos cuenta que durante 50 años no hemos vivido. Pero de repente hay una segunda oportunidad. Aparece alguien joven y hermoso, una persona a quien amaríamos, y nos brinda otra vida con ella. Pero la decisión es difícil, ¿verdad? Porque habría que arriesgar todo aquello por lo que hemos trabajado... Yo no podría, pero usted lo hizo. Lo arriesgó todo y ella le mostró una vida maravillosa... hasta que se la quitó y se la dio a otro... y usted se vio perdido y le quitó la vida. Les mató a los dos y ahora no tiene nada.
- Aún sigo aquí.
- ¿Seguro?
