Este viernes ha muerto Jack Palance, tenía 87 años. Boxeador y militar antes que actor, era el típico malo de película. Tenía una cara que no le permitía hacer otros papeles. No se le recuerda en grandes películas, sino en malvados de películas de acción, westerns o similares. Siempre recordaré la anécdota que me contaba mi madre. Hace muchos años, rodó una película en Madrid, y mi madre era una niña que se pasaba horas viendo como rodaban en su barrio y lo colapsaban todo. Lo que nunca olvidará de esos días, era la cara que tenía el malo de la película, Palance, como no.
Tampoco me resisto a contar la otra anécdota que siempre sale de este actor, a medio camino entre la leyenda y la realidad. En 1991 ganó el Oscar al mejor actor secundario por Cowboys de ciudad. Al recogerlo se puso a hacer flexiones con una mano en el escenario. Todo carácter, al año siguiente y como es tradición, tenía que entregar el Oscar a la mejor actriz secundaria. Había sólo una nominada norteamericana, Marisa Tomei por Mi primo Vinny, una comedia muy ligera, que no la convertía para nada en favorita. Cuentan que el "malo" de Palance leyó el nombre de la Tomei pese a que la ganadora no era ella, para reírse de todo el mundo y hacer ganar a su compatriota. ¿Mentira? ¿Acaso alguien iba a salir a contradecir a la ganadora una vez sale al escenario y se pone emocionada a dar las gracias a todo el mundo? Genio y figura hasta en eso.