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18 octubre 2006
03 octubre 2006
21 septiembre 2006
Camino...

... con pasos firmes e inseguros. Firmes porque sé lo que estoy haciendo y lo que quiero hacer. Inseguros porque no sé a donde me conducen. Entro en una playa llena de corrientes y oleaje. Me gusta bañarme pero me da miedo. La última vez que entre en una playa así tuve que nadar hacia la orilla sin mirar lo que dejaba atrás. Creo que le he cogido miedo al agua, me impone mucho respeto. Por un lado sé que me ilusiona llegar lejos y disfrutar una puesta de sol fundido en el horizonte. Por otro lado me siento seguro en la playa y me limito a jugar en el borde.
Sé que no puedo estar así mucho tiempo. Pero tampoco encuentro el momento de decidirme. No quiero volver a equivocarme. Si tuviera que volver a nadar hacia la orilla seguramente me ahogue en el intento. Necesito adentrarme con todas las consecuencias. Miro el horizonte y me enamoro de su color, de lo que estará por llegar cuando me decida. Me gustaría ser otra persona que piense menos las consecuencias y se lance sin miedo a los proyectos. Me temo que me falta valor o me sobra comodidad. Espera un poco. Intentaré no hacerte más daño.
27 agosto 2006
06 agosto 2006
T4

Llevo un año viajando en avión a Barcelona, y puedo dar una impresión bastante acertada de cómo funciona el puente aéreo. En general mal y caro. En este año nunca he salido puntual en ningún vuelo, nunca. Siempre hay algo de retraso, o en el embarque o en la pista o en la llegada. En algunos casos, como Spanair, tratan de suplirlo con unos bonos que te descuentan un 25% del precio del billete, pero como no incluyen tasas, es un rebaja ridículo y escasa. Esa es otra, los precios de los vuelos son un engaño, te anuncian vuelos a 20 € y luego en tasas y gastos de gestión sobrepasa los 85 €.
En todo este tiempo me he aprendido de sobra el camino a Barajas, y cómo embarcar y recibir a los que llegan. Hay que agradecer que aquí al menos no nos cobran 3,75 € por salir del aeropuerto, como ocurre en Barcelona. Pero la experiencia del otro día en la T4 es un punto y aparte en esta odisea. Lo mejor es coger un autobus en Avenida de América (el 204), que tarda unos 25 minutos y te deja en la puerta. Lo peor sin duda el embarque y el largo recorrido hasta poder salir o poder recoger el equipaje (25 minutos). Se utiliza hasta un ramal de metro, no digo más. Se hace interminable. Por fortuna la facturación on line desde casa ya es un hecho, y te ahorras colas y esperas en el aeropuerto.
Estoy deseando no volver a pisar en mucho tiempo un aeropuerto... pero ahora no me queda más remedio.
03 agosto 2006
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